Por Priscilla Gómez. A lo lejos, desde la ventana de mi habitación del hotel Si Como No Resort & Wildlife Refuge, puedo divisar la línea azul que separa el mar del cielo. La vista no me da para saber que existe más allá del horizonte, pero sentada en una de las terrazas del hotel, con una taza de café caliente, puedo imaginármelo. Así comienza la experiencia en este resort, el cual se encuentra en lo alto de una colina, cerca del Parque Nacional Manuel Antonio en Puntarenas. Este parque ofrece un bosque tropical muy húmedo donde conviven especies de flora y fauna en peligro de extinción, un manglar, ambientes marinos, islas y una laguna de 14 hectáreas. Dentro del hotel, las terrazas en la jungla y vívidos jardines dan hacia el Océano Pacífico. La cena la tomamos en el restaurante del hotel Rico Tico Jungle Grill, rodeados por un ambiente íntimo y ameno. Los alimentos se preparan con ingredientes frescos de la huerta, y la cocina abierta permite ver todo el proceso de creación. Cada platillo está pensando para enaltecer los sabores primarios. Además, el hotel tiene un cine privado en el que todas las noches pasan una película diferente. Y como en el cine -así como en la vida misma- este lugar está lleno de magia. Las piscinas, el spa, y el refugio natural con un jardín de mariposas son parte de los beneficios que permiten un descanso de cuerpo y mente. De noche, desde el legendario balcón del hotel con vistas al mar, acompañada solamente por el sonido de grillos y la brisa del Pacifico, la luna ilumina el aga, creando destellos que a veces y si uno lo quisiera así, parecían ser saltos de ballenas.
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