Después de meses de vivir en la “nueva normalidad” de este cierre de emergencia y tener totalmente un nuevo estilo de vida, muchas de las personas tal vez piensen acerca de las cosas múltiples que realizaban antes de la pandemia y sin duda usted ha escuchado las palabras “extraño viajar”. Solo hay pocas industrias que se vieron tan dramáticamente afectadas como la industria turística. Vivir en un país como Costa Rica te hace sentir orgulloso del reconocimiento internacional que tenemos por nuestro compromiso con el turismo sostenible: “sin ingredientes artificiales” dice nuestro slogan. ¡Y tiene sentido! Nosotros hospedamos acerca del 5% de la biodiversidad total del planeta, un paraíso tropical único. Como el resto del mundo, nosotros no recibimos el número de turistas al que estamos acostumbrados y eso generó que nuestro bosques y playas sean templos de soledad y perfecto ajuste para la flora y fauna. Para el final del año pasado, escuchamos de personas observando jaguares, aves, tortugas marinas, entre otros, en zonas que normalmente los visitantes tienen pocas posibilidades de observar este tipo de animales. Y por supuesto, la ecuación de entre menos interacción humana, más progreso de la vida silvestre. Esto puede restructurar la forma en que visitamos las áreas abiertas, vida silvestre, entre otros, y nos lleva muy lejos de donde estábamos antes, entendiendo que solo somos visitantes que deben estar en balance con la naturaleza. Un viajero que caminó conmigo en un bosque lluvioso me preguntó sobre mi opinión del rol que estaban haciendo los humanos en los ecosistemas, lo que inicio una extensa y profunda conversación con la otra parte del grupo con diferentes puntos de vista. La verdad es que al final, yo solo recuerdo las palabras de un gran naturalista como Alexander Skutch: “¿Cuál es el punto de tener un precioso jardín, si no hay nadie para admirarlo?” Mi opinión es que después de estos tiempos tan difíciles todo debemos de esforzarnos en que nuestro rol en la naturaleza sea solamente admirarla y respetarla. Siempre tener en mente que somos parte de la naturaleza, pertenecemos a ella y no somos sus dueños. Bryan Obregón. Guía Naturalista.
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